Pasa el tiempo y borra toda huella.
Lentamente cae la noche y cierra con ella la luz que en un principio cubrio todo.
A oscuras camina tanteando figuras de objetos que hoy son inanimados, pero que alguna vez latieron bajo el impulso del amor.
Se sienta, prende un cigarrillo y a medida que va pitando se ve su reflejo en el espejo.
Piensa, retrocede, vuelve a pensar, se recuesta y enciende una vela y entonces su imagen se clarifica; como su mente antes aletargada y ahora avida de fundirse en la luz.
Su cuerpo antes tenso recibe las caricias del terciopelo que lo abraza y lentamente cae en dulce sumision.
Sus ojos se cierran , su pulso se normaliza y desaparece en sueños....
Johanna
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